Cruda o cocida, la escarola siempre es buena, ya que es rica en agua, fibra y vitaminas.
La escarola es famosa por su sabor amargo, útil para las personas a dieta que quieren frenar su afición por lo dulce. Pero su regusto característico también puede diluirse en 1.000 recetas distintas, sobre todo en la tradición napolitana.
Gracias a sus numerosas propiedades, es una preciada fuente de bienestar y una auténtica bendición para las mujeres embarazadas.
Tanto si se emplea como relleno de la famosa pizza napolitana de escarola, junto con alcaparras y aceitunas Taggiasca, como si se repasa en una sartén con aceite AOVE, ajo y guindilla, la escarola siempre es sabrosa y saludable.